Cuando me preguntan qué es lo más chulo que hemos impreso, siempre respondo lo mismo. Para mí hay dos tipos de cosas que me parecen que son el top de la impresión 3D.
Hablando un día con una compañera de trabajo (que después se convirtió en una gran amiga), me contó que la manivela de una de las puertas de la caravana se le había roto desde hacía años, pero la caravana era muy viejita y no tenían repuestos. Le pedimos que nos trajera lo que tuviera de la manivela y unos días después, tenía su repuesto.
¿Qué puede haber más potente que entregar justo lo que alguien necesita y algo que es importante en su vida? No se trata de estética, no se trata de algo grande, se trata de la vida, de disponer de aquellas pequeñas cosas que son importantes para nosotros. Es un placer poder facilitar el día a día de las personas.
Y la otra gran utilidad de la impresión 3D que he encontrado en mi vida, es poder expresar mi relación con las personas a través de impresiones personalizadas. Por circunstancias de la vida, en los últimos 4 años he tenido que dejar dos empresas. Despedirme de mis compañeros fue duro, al final en los trabajos compartes muchos momentos, los compañeros son un apoyo y tener que decir adiós no es fácil. Poder imprimir a cada uno de ellos algo que representaba nuestra relación o su calidad humana y profesional, para mí no tiene precio. En cada impresión que doy entrego una parte de mi corazón.
Cada impresión cuenta una historia, una relación, una vida. A veces las palabras se olvidan o tal vez no sabemos encontrar las palabras exactas para expresar lo que sentimos. Pero sí somos capaces de expresar lo que llevamos dentro a través de una imagen cargada de simbolismo, de significado. Y poder materializar todo ese sentir para mí es muy grande.